Unos días de verano en Cascais (†es)
El agua está helada, esto no es el mediterráneo, eso queríamos: escapar de los paisajes conocidos.
El agua está helada, duele el cuerpo, eso está bien.
Hay carteles que te enseñan por dónde salir en caso de tsunami: serie de ondas en un cuerpo de agua causadas por los movimientos sísmicos que se producen en los océanos o mares.
Aparece una medusa del tamaño de un infante. Hay castillos de elegancia arquitectónica y castillos de arena, açai, texturas en las aceras, en los muros de la estación de tren, flores venenosas en el camino del casino de Estoril.
El sol es punzante.
Hay un lugar que se llama Boca do Inferno y es la mismísima boca del infierno, si alguien se cae ahí, imaginar a alguien caer ahí (el agua, las rocas, un segundo para hacer crack en las profundidades). Pienso en la Garganta del Diablo en Cataratas, se ve que lo diabólico está relacionado con el agua.
Llanto, drama, siesta, el futuro juntos, el próximo día.
Quiero saber más del terremoto en Lisboa hace como trescientos años, donde ardieron velas en la piedra. Portugal era un lugar muy rico, enriquecido gracias a las colonias. El terremoto provocó un tsunami y después incendios por toda la ciudad.
Se dice que Kant estuvo inspirado en este acontecimiento para reflexionar sobre la teología y la filosofía moral. Se dice que este fue un punto importante hacia el pensamiento moderno. ¿Quién tenía la responsabilidad de tanto horror, Dios, la naturaleza o las acciones de las personas?
Imagino las velas encendidas.
Quiero llevarme un cachito de cerámica, comerme todo con los ojos.
Las noticias llegan.
La historia de una ciudad destruida y renacida, los bonitos pueblos de playa.
Balnearios (amo esa palabra).
Decimos que vamos a volver.